Cualquier compañía, como consecuencia de su actividad diaria, se encuentra expuesta a distintos peligros que, en caso de mala praxis (sobornos, corrupción), pueden llegar a ocasionar la imposición de sanciones que impidan continuar con el habitual desarrollo de su actividad. Pese a esto —y cinco años después de que el Código Penal regulara los denominados programas de cumplimiento normativo—, cuando hablamos de ‘compliance’, es común pensar que es algo ajeno e inaccesible para las pequeñas y medianas empresas que, se supone, no disponen de recursos personales o económicos para cumplir con esta política de buen gobierno. Para debatir sobre ello y analizar cómo deben abordar las pymes la construcción de un programa de cumplimiento normativo y lucha contra la corrupción, la Fundación Elecnor, junto a la Fundación IE, el IE Law School y el bufete Eversheds Sutherland, organizó el pasado jueves un evento virtual bajo el lema ‘Compliance en tiempos de incertidumbre: ¿cómo impulsar una cultura de compliance en la pequeña y mediana empresa?’. Este evento gira en torno a la misión del recién creado IE - Elecnor Observatory on Sustainable Compliance Cultures.
Entre los invitados al encuentro, estuvieron María Hernández, socia en Eversheds Sutherland y Chair Compliance Latam Alliance; Enrique Aznar, 'compliance officer' y profesor de IE Law School; Gonzalo Sánchez, 'chief compliance officer' y director de Auditoría Interna del Grupo Elecnor; Fernando Fraile, 'chief compliance officer' de Iberdrola España, y Joserra Valcabado, 'compliance & governance manager' para España y Portugal en General Electric. Pedro Enrile, secretario general y director de Asesoría Jurídica del Grupo Elecnor, abrió el evento con un discurso en el que destacó la relevancia estratégica del 'compliance' y el papel que las grandes corporaciones deben asumir para fomentar su implementación en las pymes. "En algunas empresas, la adopción de medidas de cumplimiento es todavía incipiente y se enfrentan a un elevado nivel de desconocimiento a la hora de implantar sistemas de 'compliance'. En una economía cada vez más internacionalizada, es fundamental ayudar a las pymes para que puedan asumir los mismos principios y procedimientos que tenemos en las grandes empresas y que nos exigen nuestros clientes y los estándares internacionales". Enrile forma parte de la primera compañía de España en su sector que logró la certificación en la norma UNE-ISO 37001 para la prevención de soborno, la corrupción y aplicación de protocolos de 'compliance' en general y cuenta, además, con la certificación de su cistema de cumplimiento en la norma UNE 19601 Sistemas de Gestión de Compliance Penal. Desde su experiencia, "apoyar las pymes con las que nos relacionamos no es solo una forma de proteger a la compañía, sino que es una forma de aportar valor". Precisamente, uno de los conceptos que resonaron con más fuerza durante el encuentro fue el de cultura corporativa y su importancia a la hora de desarrollar un programa de ‘compliance’ efectivo que cierre la puerta a malas prácticas y evite casos de corrupción en las pymes. “La legislación aplica los mismos criterios para empresas grandes y pequeñas, pero estas últimas muchas veces consideran que no tienen los medios, los recursos o el tiempo para crear programas de cumplimiento complejos, y es ahí donde la cultura juega un papel importante”, señaló Aznar durante su 'master class' introductoria.
Pero ¿cómo deben implantar las pymes una cultura basada en ‘compliance’? El profesor de IE Law School apostó por un modelo de cocreación que permita que los empleados identifiquen y entiendan los valores de la compañía. “Hay que establecer unos canales de diálogo y participación, unos indicadores que nos ayuden a progresar, unos criterios e incentivos. También hay que poner a disposición de los empleados herramientas que permitan trabajar estos valores”, apuntó. Del mismo modo, durante la mesa redonda posterior —moderada por María Hernández—, Gonzalo Sánchez, Fernando Fraile y Joserra Valcabado insistieron en este punto y señalaron que la cultura de 'compliance' debe ser liderada por la alta dirección y aplicada por la totalidad de la empresa. “Se tiene que estar convencido desde la gerencia o la propiedad de que no es un coste, sino un valor añadido. El coste es que pase algo”, subrayó Joserra Valcabado.
En este sentido, Gonzalo Sánchez señaló que el ‘compliance’ está cada vez más extendido, se le da más importancia y puede llegar a convertirse en una ventaja competitiva respecto a otras empresas: “La principal diferencia entre las grandes empresas y las pymes es el convencimiento de que realmente no es una opción. Para estar en el mercado, empieza a ser un requisito”. En la misma línea, Fernando Fraile apuntó que “todas las empresas que tenemos un sistema de cumplimiento robusto les pedimos a los demás lo mismo. A nuestros proveedores ya les empezamos a exigir una serie de requisitos, y no somos los únicos”.
Sin embargo, es muy común que algunas pequeñas empresas perciban el ‘compliance’ como un proceso complejo y por encima de sus posibilidades a la hora de abordar la lucha contra la corrupción. Por eso, los ponentes recordaron el principio de proporcionalidad, que posibilita la simplificación de los sistemas de gestión para intentar paliar esta creencia. “Para dar pasos en materia de cumplimiento normativo, no hacen falta tantos recursos si estamos convencidos y sabemos adónde queremos ir. El primer paso puede ser plantear un código ético, en el que simplemente hay que reflexionar sobre cómo queremos que nos reconozcan, y trasladarlo al resto de la organización con convencimiento”, señaló Gonzalo Sánchez. Por último, Fraile describió las cualidades que debe tener un responsable interno para el desarrollo, coordinación y supervisión del programa de cumplimiento normativo en cualquier tipo de organización: “La clave es que sea alguien capaz de hablar en términos de riesgo, que entienda su negocio y que tenga capacidad de interrelación e influencia en otros. Nuestra función requiere unos conocimientos técnicos, pero cualquier perfil se puede adaptar”.